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Se muestran los artículos pertenecientes a Octubre de 2018.

01/10/2018 03:09 ppp #. Actividades CAB No hay comentarios. Comentar.


SANTA TERESA DE JESÚS, PATRONA DE DOÑA MARÍA

Saint Teresa of Jesus - At roman church of

Santa Teresa De Jesus San Gioacchino In Prati - Roma - ZENIT

Santa Teresa de Jesús, 15 de octubre

Fundadora de las carmelitas descalzas

«Fundadora de las carmelitas descalzas, doctora de la Iglesia, la primera mujer que recibió este alto honor. Apóstol incansable, escritora, poeta, mística excepcional. Es una de las grandes maestras de la vida espiritual»

En este mes de octubre misionero el santoral nos ofrece la vida de dos insignes carmelitas, ambas de nombre Teresa, que unieron a Jesús. Teresa de Lisieux, de cuya trayectoria se hizo puntual eco esta sección de ZENIT hace unos días, y la fundadora Teresa de Cepeda y Ahumada, considerada una de las grandes figuras de la Iglesia, de poderoso influjo en santos y beatos. Imposible precisar el número de personas anónimas que la eligieron y continúan tomándola como modelo, pero seguro que son multitud. Se han vertido tantas reflexiones en torno a ella que nada nuevo se puede añadir. Seguimos admirados de su entrega, agradeciendo a Dios su fecunda existencia.

Nacida el 28 de marzo de 1515 en Ávila, España, tenía una personalidad impactante. Mujer de empuje, audaz, soñadora, apóstol incansable, mística y doctora de la Iglesia, primera a la que se le confirió tan alto honor, escritora, poeta…, ha logrado que su vida y obra, que mantiene su frescura original, prosiga en lo alto de este podium de santidad. Se enamoró de Cristo precozmente, y quiso derramar su sangre por Él siendo mártir a la edad de 6 años; huyó para ello con su hermano Rodrigo, pero los encontraron. La vida eremítica formó parte de sus juegos infantiles. Después, pasó un tiempo entre devaneos, atrapada por el contenido de libros de caballería y el cortejo de un familiar. Su madre murió dejándola en la difícil edad de los 13 años. Internada por su padre a los 16 en el colegio de Gracia, regido por las madres agustinas, echaba de menos a su primo, que era el galán que la pretendía.

Aunque se hallaba en contacto con la vida religiosa, el mundo seguía disputándosela a Cristo; ser monja no estaba en sus planes. Hasta que en 1535, después de ver partir a Rodrigo, casarse a una de sus hermanas, e ingresar una amiga en el monasterio de la Encarnación, hablando con ésta descubrió su vocación, y entró en el convento a pesar de la oposición paterna. Una grave enfermedad la devolvió a los brazos de su padre en 1537. Luchó contra la muerte y venció, atribuyéndolo a san José, aunque le quedaron secuelas. En 1539 volvió a la Encarnación. La vida en el convento era, como hoy se diría, demasiado light. Tanta apertura y comodidades, entradas y salidas, no eran precisamente lo más adecuado para una consagrada. Y en la Cuaresma del año 1544, el de la muerte de su padre, ante la imagen de un Cristo llagado, con ardientes lágrimas suplicó su ayuda; le horrorizaba ofenderle.

Era su amor vehemente, sin fisuras, alimentado a través de una oración continua: «La oración no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho». Comenzó a experimentar la vida de perfección como ascenso de su alma a Dios, y a la par recibía la gracia de verse envuelta en místicas visiones que incendiaban su corazón, aunque hubo grandes periodos templados por una intensa aridez. Susurros de su pasión impregnaban sus jornadas de oración: «Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero…».Demandaba fervientemente la cruz cotidiana: «Cruz, descanso sabroso de mi vida, Vos seáis la bienvenida […]. En la cruz está la vida, y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo…».

Hacia 1562 vivió la experiencia mística de la transverberación: «Veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla […]. No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman querubines […]. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios».

En otra de las visiones le fue dado a contemplar el infierno. Fue tan terrible que determinó el rigor de su entrega y emprendió la reforma carmelitana así como su primera fundación. Tenía 40 años, y Dios iba marcándole el camino que debía seguir. San Juan de la Cruz se unió a su empeño. La reforma no fue fácil. Las pruebas de toda índole, insidias del diablo, contrariedades, problemas internos, dudas y vacilaciones de su propio confesor, así como el trato hostil dispensado por la Iglesia, entre otros, le infligieron grandes sufrimientos. A pesar de su frágil salud, tenía un potente temperamento y no se dejaba amilanar; menos aún, cuando se trataba de Cristo. Así que, acudió a los altos estamentos, se codeó con reyes y nobleza, fue donde hizo falta, y se entregó en cuerpo y alma a tutelar y enriquecer espiritualmente las fundaciones con las que regó España. Todas nacieron a impulso del mismo Dios que las inspiraba.

Era una excepcional formadora. Tenía alma misionera; lloró amargamente pensando en las necesidades apostólicas que había en tierras americanas, donde hubiera querido ir. Plasmó sus experiencias místicas en obras maestras, imprescindibles para alumbrar el itinerario espiritual como «El camino de la perfección», «Pensamientos sobre el amor de Dios» y «El castillo interior», que no vio publicadas en vida. La Inquisición estuvo tras ella; incluso quemó uno de sus textos por sugerencia de su confesor. Fortaleza y claridad, capacidad organizativa y sabiduría para ejercer el gobierno, confianza y entereza en las contrariedades, humildad, sencillez, sagacidad, sentido del humor, una fe y caridad heroicas son rasgos que también la definen.

Devotísima de San José decía: «solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no creyere y verá por experiencia cuan gran bien es recomendarse a ese glorioso Patriarca y tenerle devoción».Aunó magistralmente contemplación y acción. Recibió dones diversos: éxtasis, milagros, discernimiento… Murió en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582. Pablo V la beatificó el 24 de abril de 1614. Gregorio XV la canonizó el 12 de marzo de 1622. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

https://almeriaantigua.blogspot.com/2018/12/1909-el-cargador-de-mineral-de-dona.html

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15/10/2018 06:36 ppp #. Cristianismo Región de Pablo No hay comentarios. Comentar.

SAN GERARDO MARÍA MAYELA REDENTORITA

San Gerardo Mayela (Foto estampa redentoristas)

San Gerardo Mayela (Foto Estampa Redentoristas)

San Gerardo María Mayela, 16 de octubre

Protector de las embarazadas y parturientas

«Joven redentorista, pronto en el seguimiento, obediente, confiado en la voluntad divina. Su vida está plagada de hechos extraordinarios, bendecida con gracias sobrenaturales. Es protector de las embarazadas y parturientas»

«¡Oh Dios mío, si pudiera convertir a tantos pecadores cuantos son los granos de la arena del mar y de la tierra, las frondas de los árboles, las hojas de los campos, los átomos del aire, las estrellas del cielo, los rayos del sol y de la luna, todas las criaturas de la tierra!»… era la oración que inundaba el corazón de este insigne apóstol redentorista. Nació en Muro, Italia, el 6 de abril de 1726. Sus padres eran pobres. fué siempre un modelo de virtud. Sus 29 años de vida están plagados de hechos extraordinarios y sobrenaturales que se hicieron manifiestos como algo natural antes de tener uso de razón. A los 8 años cumplió su deseo de recibir la primera comunión mediante un favor singular. Su llanto al serle negado el Pan divino por razones de edad, fué recompensado con la presencia del arcángel san Miguel que le concedió esa gracia.

Perdió a su padre con 12 años y comenzó a formarse como aprendiz junto a un sastre bueno, pero uno de los empleados le infligió pésimos tratos. Tres años más tarde, esta misma o mayor rudeza la halló junto al prelado de Lacedogna, de difícil carácter, a quien sirvió hasta su muerte en 1745. En este tiempo transcurrido con uno y otro nunca se quejó; creyó estar cumpliendo la voluntad de Dios. Volvió a Muro y se estableció como sastre viviendo con su madre y hermanas. Pero no le compensó económicamente porque su generosidad no tenía fondo, y además de repartir lo que ganaba entre su madre y los pobres, destinaba el resto a misas para rescate de las almas del purgatorio. Sus jornadas estaban presididas por la oración y severas disciplinas.

En 1749 la Misión Popular de los redentoristas llegó a la localidad y pidió ser admitido en la Congregación. Era de complexión débil y parecía que no fuera a soportar el rigor de la regla; por eso, el padre Cáfaro no lo acogió, para gozo de su madre que no quería verlo partir. El religioso, al ver la insistencia del joven, aconsejó a la madre que lo encerrara. Pero Gerardo se descolgó con una sábana por la ventana dejando este mensaje en su habitación: «Voy a hacerme santo».

Cuando dió con los misioneros, pidió una oportunidad. Si no valía, dijo, que lo echaran a la calle. Antes de enviarlo al convento de Deliceto, el padre Cáfaro observó signos edificantes en él; lo vió perfectamente adaptado a la vida de un peregrino, durmiendo en el suelo, solícito en realizar lo que se le pedía. Así que viendo que quizá podría soportar el rigor conventual, le abrió la puerta de la comunidad. Eso sí, advirtiendo en una nota que le entregó para que la mostrase al llegar: «Te envío a un hombre inútil». Un craso error, como él mismo constataría al llegar a Deliceto para asumir la rectoría ese mismo año de 1749.

Gerardo era un trabajador nato, admirable por su caridad y generosidad. Sus gestos de desprendimiento, la disponibilidad para ayudar a todos, su celo apostólico y tantas virtudes que se apreciaban en él ponían de manifiesto que era un alma santa, llena de inocencia. Era un gran asceta perseguido por el diablo y mimado por Dios, con quien desde niño se había acostumbrado a mantener un diálogo familiar tal que muchos de sus prodigios se producían en el contexto de situaciones propiciadas por él como si fueran lo lógico. Con esa confianza rogó ayuda a una imagen del Niño Jesús para recuperar las llaves de la casa del prelado para el que trabajaba que se le cayeron al pozo. Y el Niño Dios las extrajo del mismo. Y es solo un ejemplo.

Profesó en 1752. Fué siempre ejemplar modelo de obediencia, caridad y humildad. Desarrolló con toda puntualidad labores de jardinería, cocina, enfermería, carpintería, albañilería, sastrería y también fué limosnero, aunque lo que le llenó de gozo fué actuar como sacristán. Se quedaba extasiado ante el Santísimo Sacramento y meditaba en la Pasión. Ésta le conmovía y quiso emularla antes de su ingreso en el convento, para lo cual pidió a un amigo que lo azotara. Él mismo se infligió penitencias en las que no faltaron los cilicios. Una vez, orando ante el Sagrario, prisionero del amor divino, le oyeron decir cándidamente: «Señor, déjame que me vaya, te ruego, pues tengo mucho que hacer».

Una joven lo acusó ignominiosamente de haber faltado contra la castidad con una virtuosa mujer. Y Gerardo, viviendo la regla al pie de la letra, no se defendió. Con toda humildad aceptó las disposiciones de san Alfonso María de Ligorio que incluyeron para él una de las peores penitencias: quedar privado de la comunión. Dos meses más tarde la acusadora confesó su culpa, y su fundador quedó más conmovido aún por la virtud de Gerardo. Éste recibió numerosos dones sobrenaturales: discernimiento de conciencias, profecía, ciencia infusa, bilocación, dominio de los animales… Con firmeza, instando a muchos al arrepentimiento y sincera conversión de sus pecados, que él conocía por la gracia que se le dió de penetración de espíritus, logró numerosas conversiones. Cuando le atribuían milagros que ciertamente había obrado, recordaba: «Es fruto de la obediencia».

Añoró morir de una enfermedad contagiosa que lo mantuviese desamparado de todos. En agosto de 1755, enfermo del pulmón, sufrió una hemorragia y colocó este cartel sobre el dintel de su celda: «Aquí se hace la voluntad de Dios, como Dios quiere y hasta cuando Él quiera». Se le reveló la fecha de su muerte: el 8 de septiembre de ese año. Pero momentáneamente surtió efecto la carta de su director espiritual pidiéndole que sanase. Gerardo decía: «El día 8 había de morir, pero lo impidió el P. Fochi». Sus sufrimientos duraron hasta la madrugada del 16 de octubre. Antes vaticinó la hora exacta de su deceso, que se produjo en la casa de Materdómini (Avellino), hallándose solo, como deseaba, porque el hermano que le asistía había salido a tomar un vaso de agua. Por equivocación del responsable de tocar la campana del convento, que estaba imbuído por la emoción de la pérdida del santo, el tañido fué de gloria, no de difuntos. León XIII lo beatificó en 1893. Pío X lo canonizó el 11 de diciembre de 1904.

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16/10/2018 05:27 ppp #. Cristianismo Región de Pablo No hay comentarios. Comentar.

EL DIA DE LA PROVINCIA

DIPUTACIÓN PROVINCIAL

El Día de la Provincia será el 10 de noviembre

  • Este año la sede será el municipo de Vícar que acogerá el acto en el Teatro Auditorio ’Ciudad de Vícar’

  • El equipo de gobierno llevará a pleno las próximas semanas estas condecoraciones

El equipo de Gobierno de la Diputación Provincial de Almería anunció ayer por sorpresa y de manera inesperada quiénes son las entidades y personalidades candidatos a la Medalla de Oro de la Provincia y las Medallas de lo Social, la Cultura y el Deporte, que este año recaen en Fausto Romero-Miura Giménez, Movimienzo por la Paz, Andrés García Ibáñez y Pablo Jaramillo.

Los galardones, tal y como explican en un comunicado de prensa, se entregarán el próximo sábado 10 de noviembre y la sede elegida para esta ocasión para celebrar esta efemérides es el municipio de Vícar. La localidad de la comarca del Poniente se convertirá en epicentro provincial y punto de reunión de los 103 municipios y el Teatro Auditorio Ciudad de Vícar ese el lugar escogido para tan insigne celebración. 

El equipo de Gobierno de Gabriel Amat elevará al Pleno, que tendrá lugar posiblemente a finales de este mes, la propuesta consensuada con toda la oposición para formalizar los nombramientos de estas cuatro personalidades y entidades que son merecedoras de una distinción por su labor en distitnso campos en pro de la provincia.

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19/10/2018 15:52 ppp #. Cultura No hay comentarios. Comentar.

CERTAMEN INTERNACIONAL DE TUNAS EN ALMERÍA CAPITAL

Programa de actividades
Viernes 26/10/2018

        17:00 Recepción por parte de las autoridades de las tunas en el patio de luces de la Excma. Diputación.

        19:00 Pasacalles desde la puerta del bar "El quinto toro" bajando la C/ Reyes Católicos hasta finalizar la misma.

        A continuación del pasacalles, tradicional ronda a las bellas mujeres de Almería en el museo de "Doña Pakyta".

        Cena en la Plaza de la Constitución, en el Ayuntamiento de Almería, donde se acordonará dicha plaza y se servirá la cena para las tunas participantes.

        Seguidamente las diferentes tunas se distribuirían entre los locales de la ciudad para su disfrute de la noche almeriense.

Sábado 27/10/2018

        19:00 Comienzo del concurso de las tunas en escenario. El enclave elegido es el auditorio municipal "Maestro Padilla".

        22:00 Entrega de premios y posterior distribución de las tunas por los locales de la ciudad para la continuación de su disfrute de la noche almeriense.

 


  •   CÚANDO
    • Fecha: 26/10/2018 hasta 27/10/2018
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    • Horario: 19:00
  •   DÓNDE
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    • Almería
  •  CUÁNTO
    • 5 euros
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    • Compra de entradas:
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27/10/2018 06:26 ppp #. Música y Folklore No hay comentarios. Comentar.

 

San Gaetano Errico

San Gaetano Errico (Wiki Commons)

San Gaetano Errico, 29 de octubre

Apóstol de la Palabra y de la confesión

«Fundador los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Hombre de la caridad, apóstol de la Palabra y de la confesión. Entre otras obras, erigió una iglesia en su localidad natal dedicada a la Virgen Dolorosa»

Nació en Secondigliano, Italia, el 19 de octubre de 1791. Fue el tercero de los nueve hijos de Pasquale, un modesto industrial de pastas alimenticias, y de la tejedora María Marseglia. Ambos lo educaron en la fe, pero María, mujer de gran caridad, se dedicó a ello de forma singular. La asistencia a misa, las oraciones y piedad por Jesús y María formaban parte de su catequesis. Y surtió efecto. El pequeño Gaetano oraba con devoción ante el Santísimo; le agradaba colaborar en la parroquia. Un día contempló asombrado el brío de aquél virtuoso redentorista que impartía la misión en el pueblo, el padre Rispoli. María lo había conducido ante su presencia para que lo bendijese, como hacían otras madres con sus hijos. El religioso, fijando sus ojos en él, vaticinó: «Este niño será sacerdote, un gran predicador, se distinguirá por su santidad y realizará una obra en Secondigliano». Ahí quedó la profecía que se cumpliría de forma cabal.

Cuando el muchacho tenía 14 años, aspirando a la consagración, probó suerte con los capuchinos, pero no le acogieron. En el pueblo era conocido y estimado por su diligencia, generosidad, la aplicación que mostraba como estudiante y su capacidad de sacrificio. Tenía 16 años cuando, siguiendo el consejo de su confesor, padre Michelangelo Vitagliano, que nunca dejó de dirigirle espiritualmente, ingresó en el seminario diocesano. Pero no se había olvidado de los redentoristas, y unos meses más tarde, cuando volvieron para realizar otra misión, intentó vincularse a ellos, aunque tampoco lo logró. Dios tenía para él otros planes. Así que siguió adelante, formándose. Tuvo que hacer un esfuerzo ímprobo para cursar estudios, ya que su familia no tenía recursos para costearlos en régimen de internado. Debía caminar 8 km. diarios, que muchas veces a causa de las inclemencias meteorológicas revestían especial dureza. Esa proeza no pasaba desapercibida para los vecinos que veían admirados el ejemplar tesón del muchacho.

Junto a su interés por aprender, afán que saldó con formidable provecho, era solícito en las labores domésticas, solía asistir a misa y recibir la comunión. Además, visitaba a los enfermos del hospital de Incurables de Nápoles llevándoles obsequios que adquiría con sus pequeños ahorros. Ya entonces iba por las calles de la ciudad, crucifijo en mano, animando a los niños a participar en la catequesis. Fue ordenado sacerdote en 1815 en la catedral de Nápoles por el cardenal Ruffo Stilla. Enseguida le encomendaron la misión de maestro comunal que desempeñó en su localidad natal (en la que siempre permaneció) durante casi veinte años de su vida. La simultaneó con el ejercicio pastoral en la parroquia de San Cosme y San Damián donde había sido bautizado, confesando, predicando y asistiendo material y espiritualmente a los enfermos. Era un hombre de intensa oración. Cumplía la máxima de «consumir las rodillas en la oración y… también en el suelo». Hasta se han señalado en el pavimento de su habitación dos huellas –«pocitos»– generados por sus rodillas. Severo en sus penitencias, incluía ayunos, cilicios y disciplinas varias; frecuentemente solía dormir en el suelo. Las gentes le veían desvivirse por ellas, y al verle pasar le aclamaban como santo.

Uno de los lugares que frecuentaba a menudo era la casa de los redentoristas, en Pagani (Salerno). Cada año reservaba unos días para hacer ejercicios allí. Y en 1818, rezando en el coro del convento, se le apareció san Alfonso comunicándole en nombre de Dios que debía fundar una Congregación religiosa. La prueba sería la construcción de una iglesia en su pueblo, dedicada a la Virgen Dolorosa. La noticia tuvo repercusiones opuestas en Secondigliano. Aunque fue acogida con agrado por la mayoría de la población, hubo también ciudadanos que mostraron su intransigencia. Gaetano zanjaba la controversia, diciendo: «La Iglesia se hará, porque es Dios quien la quiere». Y efectivamente, después de haber sufrido por las férreas oposiciones que recibió, y superadas virtuosamente las pruebas que tuvo que afrontar para convencer a las autoridades eclesiásticas de la autenticidad de la misión que le había sido encomendada, el templo fue bendecido el 9 de diciembre de 1830. La talla de madera de la Virgen Dolorosa, obra del escultor napolitano Francesco Verzella, a quien el padre Errico se la encargó, finalmente y después de mucho trabajo (diez u once intentos previos) reflejó el rostro de María que el santo había contemplado en una visión: «¡Así era, Ella es, Ella es!», exclamó al verla.

En otro momento de oración ante el Santísimo, también en Pagani, se le manifestó que la Congregación que había de fundar sería «en honor de los Sagrados Corazones de Jesús y de María». El primer postulante fue el beato Nunzio Sulprizio, que, como se recordó en esta sección de ZENIT al narrar su desgraciada vida, llegó a la Orden con el sueño de consagrarse, aspiración que una muerte prematura le vetó. El santo lo acogió diciendo que no le importaba que estuviese tan enfermo; solamente quería que el primero en entrar en la fundación fuese un santo, como así sucedió.Gaetano fuéunánimemente elegido superior general de su obra.

Creó la «Pía Unión de los Santísimos Corazones» y el «Culto Perpetuo al Santísimo Corazón». Defendió la fe luchando contra el jansenismo y las sectas, aunque por ello fué agredido, y amenazado de prisión y de muerte. Siempre atendiendo a los más débiles, se desgastó por Cristo como insigne apóstol de los que nada poseen: ni techo, ni cultura, ni consuelo. Trabajadores, presos, enfermos, etc., fueron el objeto de su misericordia y piedad; a todos condujo al amor del Padre. Fue un predicador excepcional. A lo largo de su vida recibió numerosos dones, entre otros: bilocación,éxtasis y escrutinio del corazón. Murió el 29 de octubre de 1860, dejando este legado: «Ámense mutuamente y sean observantísimos de las Reglas». Juan Pablo II lo beatificó el 14 de abril de 2002. Benedicto XVI lo canonizó el 12 de octubre de 2008.

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29/10/2018 01:17 ppp #. Cristianismo Región de Pablo No hay comentarios. Comentar.


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