200 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL CURA VALERA
Huércal Overa y toda la Diócesis de Almería celebra con devoción y alegría, el II centenario del nacimiento de uno de los sacerdotes más queridos de la diócesis almeriense. Con ese motivo la Parroquia de la Asunción de la villa que le vió nacer y desarrollar su intensa vida pastoral y espiritual, ha organizado una serie de actos que comienzan este sábado 27 de Febrero con la Eucaristía que presidirá D. Adolfo González Montes a las 19:30h. Previamente se predicará un triduo a Nuestra Señora de los Desamparados “Virgen del Río”, imagen a la que siempre tuvo un intenso amor el Cura Valera.
Al término de la Misa se firmará un decreto por el que la Diócesis se convierte en parte co-actora del proceso de canonización. Además se procederá a la declaración a título póstumo de “hijo predilecto de la Villa de Huércal Overa”. Seguidamente la comitiva se desplazará a su casa natal para el descubrimiento de la placa conmemorativa por el II centenario de su nacimiento.
D. Salvador Valera Parra, el CURA VALERA, como popularmente se le conoce, nació en la villa de Huércal Overa (Almería) el 27 de Febrero de 1816. El día 15 de marzo de 1889 moría santamente don Salvador Valera Parra, siendo enterrado bajo el presbiterio de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Su casa, abierta a todos los desvalidos, el confesionario rodeado de gentes, el púlpito desde el que conmovía al pueblo con una predicación sencilla, ardiente, plena de unción evangélica.
Cuando en 1954 el obispo de Cartagena inició los primeros pasos del proceso, innumerables personas depusieron testimonios impresionantes de sus virtudes y merecimientos. Todos coincidieron en la misma apreciación: fué un sacerdote santo. Su proceso de beatificación está ya en sus últimos pasos y muy pronto se anunciará su celebración.
Almería: 200 años del nacimiento del Cura Valera
Memoria agradecida: Huércal Overa celebró el II centenario del Cura Valera
Memoria agradecida: Huércal Overa celebró el II centenario del Cura Valera
La iglesia parroquial estaba abarrotada. Se celebraba el triduo a la Virgen de las Angustias, obra de excepcional belleza de la Semana Santa de Huércal-Overa. Terminado el triduo comenzó la misa del III Domingo de Cuaresma, en el 200 aniversario del nacimiento de D. Salvador Valera Parra. Estaban también las autoridades. El Ayuntamiento había aprobado otorgar el título de “Hijo predilecto” a título póstumo a don Salvador, cuyo proceso de beatificación es seguido por la villa con verdadera pasión. El término de la Misa, después de venerar la sagrada imagen de la Virgen de las Angustias, el Alcalde leyó la concesión del título y entregó al Obispo para el Archivo Diocesano un ejemplar de la documentación. Finalmente, intervino el Vicario del Norte y Levante y párroco de Huércal-Overa, D. Francisco Ruiz Fornieles, que agradeció la distinción y la presencia del Obispo. (Galería de fotos en Leer más)
El Obispo explicó a los fieles el estado del proceso de beatificación, acompañado por el Vicario Judicial y Delegado para las Causas de los Santos, D. José Juan Alarcón, que viene trabajando con generosa entrega en esta causa, apoyado por la Asociación Pro-Canonización del Cura Valera.
Terminada la asamblea litúrgica, se procedió a inaugurar el monolito con un medallón en bronce de la efigie de D. Salvador Valera Parra, que ha sido colocado a la puerta de la Iglesia. Después de la bendición se cantó el himno tradicional al santo Cura y la comitiva y los fieles se trasladaron, en una noche de frío intenso, a la casa natal del Cura Valera, para descubrir la lápida del segundo centenario de su nacimiento.
Ofrecemos la homilía, en la que el Obispo explicó la necesidad de la conversión en la vida verdaderamente cristiana y cómo tiene su piedra de toque en la caridad, que se expresa en obras de misericordia, corporales y espirituales, tan promovidas en el Año Santo por el Santo Padre Francisco, como tenor de vida cristiana. El Obispo de Almería reivindicó con fuerza la naturaleza social de la religión y el alcance público de la libertad religiosa. Los fieles tienen derecho a expresar socialmente la fe y vivir de modo acorde con la fe profesada, y la autoridad pública tiene el deber de proteger esta libertad y garantizarla. La libertad de religión no se reduce a la libertad de creencias, ni puede encerrase en la pura interioridad, porque por sí misma la fe se comunica y se vive de manera asociada y pública. Nadie tiene derecho a recortar un derecho tan fundamental de la persona y las colectividades.
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