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Los secretos del Buen Pastor. Historia de una pieza única y las incógnitas que la rodean

Los secretos del Buen Pastor. Historia de una pieza única y las incógnitas que la rodean
El Museo de Almería expone hasta el mes de marzo esta escultura del siglo IV de la que sólo se conservan veinte en el mundo

Marian Alonso, comisaria de ‘La fuerza del símbolo’, junto a la valiosa pieza.   La Voz.

 

El Buen Pastor es una pieza única. En el mundo sólo se conservan una veintena de ejemplares y aquí en España hay nada más que tres: uno en Sevilla y dos en Almería. Datado en el siglo IV, se enmarca dentro de las primeras manifestaciones artísticas de los cristianos.

“Es una iconografía camuflada a caballo entre los primeros símbolos abstractos ocultos y cuando la simbología triunfa y se universaliza”, apunta a LA VOZ Marian Alonso, comisaria de la muestra ‘La fuerza del símbolo’ que ha sacado esta escultura de los almaneces del Museo de Almería, donde se expone en la segunda planta hasta marzo.

Según la historiadora del arte, una particularidad del Buen Pastor es que es una escultura de busto redondo, cuando los primeros símbolos se hacían en las catacumbas como pinturas al fresco, de modo que se aprecia ese tránsito de cómo se libera el símbolo. 

“Encierra muchísimas incógnitas que a día de hoy desconocemos: desde el hallazgo hasta su propia iconografía, no sabemos realmente cuál era su función”, añade. 

La pieza expuesta se encontró en 1899 en Gádor, en una zona conocida como Pago de Quiciliana, muy próxima al río Andarax. “Probablemente formó parte de una villa romana. Debido a la riqueza que tenía Gádor gracias a la minería, la agricultura y su cercanía al río (que en ese momento era navegable), es posible que alguien de la alta sociedad que estuviese allí afincado lo tuviese en su villa”, argumenta. 

Otro hecho que respalda la hipótesis de que perteneció a una villa romana es que junto a esta escultura, en el momento del hallazgo, se encontraron otra de menor tamaño (“ambas están relacionadas con el ámbito funerario, quizá ésta estuviese ligada a una sepultura infantil”), un mosaico y monedas constantinianas. “Lo cierto es que del contexto arqueológico original apenas se tienen datos. No hay yacimientos ni nada, por tanto es muy difícil concretar su origen”, subraya la almeriense.

Peregrinaje de la obra
El Buen Pastor de Gádor ingresó en el antiguo Museo Arqueológico Provincial en 1949, donde, conscientes de su importancia, no sólo se expuso de forma permanente, sino que sirvió de portada a su primer catálogo. Con la apertura del centro actual en 2006, la escultura no tuvo cabida en el nuevo discurso museográfico y pasó a ser custodiada en los almacenes. Desde esa fecha, se ha rescatado de forma puntual para conferencias y cursos hasta hoy, cuando vuelve a convertirse en protagonista absoluta de una muestra en una pequeña sala destinada precisamente a recuperar las joyas de los fondos.

“Empecé a investigar y había poquísimos datos. Puede encontrarse información a genérica de la iconografía del Buen Pastor, que simboliza el pastor como guía de las almas, pero poco más. Hay un artículo que es el que más he trabajado, de Antonio García y Bellido, que es de los años 50 y sigue siendo referencia para estudiar estas obras”, señala Marian Alonso. 

Tras horas de estudio, la comisaria de ‘La fuerza del símbolo’ ha llegado a la hipótesis personal de que probablemente existieron dos escuelas-taller -la oriental y la occidental-, lo que justificaría las diferencias estética entre los distintos Buenos Pastores: unos con rasgos más arcaicos y rudos y otros con una factura más clásica. “Lo que no sabemos es si es una escultura de un taller local, viajó con el dueño de la villa o se trata de un encargo”, reflexiona.

“En cuanto a su función, pudieron formar parte de una mesa de altar. En estos primeros tiempos en los que el cristianismo se ocultaba, muchas personas adineradas rendían culto a sus imágenes dentro de las villas de forma privada”.

Actividades para todos los públicos
Hasta finales del próximo mes de marzo, la exposición ‘La fuerza del símbolo’ del Museo de Almería incluye actividades para todos. Los más pequeños de la casa podrán modelar y descubrir el ambiente de las catacumbas. Mayores y desempleados, por su parte, tendrán la oportunidad de acercarse a la cultura romana a través, por ejemplo, de la gastronomía. También habrá diversas conferencias. 

Las personas invidentes disfrutarán de la muestra con textos en braille y una reproducción del Buen Pastor que se puede tocar. 

Además, ya funciona una audioguía y se van a colocar códigos QR para personalizar la visita.

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