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PANADERIA SANTOS MÁRTIRES EN ABLA

SANTOS MÁRTIRES

La artesanía del pan a partir de la masa madre

  • Ciprian y Alina Petenchea abrieron la panadería en Abla el pasado mes de julio, tras llegar de Castilla La Mancha. El artesano se ha formado, entre otros, con el ‘maestro del pan’ Josep Pacual

 
Panadería Santos Mártires en AblaPanadería Santos Mártires en Abla

Panadería Santos Mártires en Abla / JAVIER ALONSO (Almería)

No hay que ser experto en la materia para saber cuando algo está bueno y sienta bien, aunque sí hay que probar y conocer para que no te den gato por liebre. Como en todo, también para el pan, cada uno tiene sus preferencias sobre el tipo o los ingredientes complementarios, pero el paladar y el estómago son sabios y cuanto más naturales son los alimentos y sus procesos de elaboración, en cuanto a tiempo y temperatura, más fácil es que acaben incluyéndose en los hábitos de consumo.

El pan de Santos Mártires lo pone fácil. La base indiscutible de su receta es la masa madre, cuya esencia originaria conserva desde hace en torno a siete años. Ciprian Petenchea llegó a España, junto a su mujer Alina, procedente de Rumanía hace unos 15 años, concretamente a Castilla La Mancha. Contable de profesión, aquí ha desempeñado unos cinco oficios, así en ferretería, aluminio o jardinería siendo el último el de panadero en Talavera de la Reina. Allí contaban con un obrador y comenzó a trabajar con la masa madre: “Cuando llegué, el olor me recordaba a cuando mi abuela sacaba el pan de leña; entonces tuve claro que ésta era la profesión a la que iba a dedicar todos mis esfuerzos”. Previamente, Ciprian había empezado a formarse de forma autodidacta haciendo pan en casa e indagando en la red. Ávido de conocimiento, no ha dejado de completar su aprendizaje realizando cursos incluso con Josep Pascual, conocido como el ‘maestro del pan’ y uno de los panaderos españoles más reconocidos dentro y fuera del territorio nacional...

EN RECUERDO DE MI PRIMO ALONSO, PRIMO HERMANO DE MI PADRE Y DEL QUE FUE OBISPO ABULENSE DEL QUE RECOJO UN ARTÍCULO SOBRE BUENOS RECUERDOS:

CARTAS DE LOS OBISPOS

La cortesía del saludo, por Salvador Giménez

Queridos diocesanos:

Algunas personas se lamentan del uso constante de las grandes palabras en nuestras conversaciones y del olvido de las pequeñas atenciones ordinarias que nos debemos unos a otros. Hace unos años se decía ejercer la buena educación para conseguir un buen estado de ánimo en los demás. Hay gentes con una buena dosis de elegancia en el decir, en el escribir y en relacionarse que hacen la vida más agradable a sus semejantes.

Es muy importante tratar los grandes temas que nos agobian o nos gratifican. Fundamental, diría, porque sus consecuencias repercuten en el ámbito social en el que estamos inmersos. Mucho más en la sociedad globalizada que compartimos en la actualidad. La guerra y la paz, las desigualdades sociales, la pobreza y la riqueza, los medios de producción, la libertad y las tiranías, la cultura y las redes sociales y un montón de asuntos que nos invaden y no podemos prescindir del comentario o de la petición de soluciones que mejoren la vida de todos. Pero al mismo tiempo pedimos no desatender la cortesía en el comportamiento diario. Porque el trato respetuoso, delicado y cordial con el otro incorpora elementos de cariño y cercanía tan necesitados en este momento. Desterremos el insulto, la provocación, las insidias o calumnias, las descalificaciones personales que emponzoñan las relaciones sociales y siembran el descontento general.

Os propongo a vuestra consideración unos saludos de san Pablo que escribió en sus cartas que son modelo de alegría, de optimismo, de cordialidad. Se puede ampliar a palabras o a gestos actuales. Ahora sólo acudimos a escritos. Ved unos ejemplos:

A los Romanos: “A todos los que están en Roma… gracia y paz de Dios…y del Señor Jesucristo”.

A los Corintios: “…gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre…”

A los Filipenses: “Gracia y paz a vosotros… cada vez que os recuerdo; siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría”.

A los Colosenses: “Gracia y paz…De esta manera vuestra conducta será digna del Señor…fructificando en toda obra buena… para soportar todo con paciencia y magnanimidad…”

A los Tesalónicenses: “En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros… pues sin cesar recordamos ante Dios la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor”.

“A Timoteo, verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo…”.

Es cierto que san Pablo no era dado a adulaciones fáciles. Sabía recriminar cuando observaba momentos de división, enfrentamiento en las comunidades. O lamentaba el no cumplimiento de la ayuda mutua o veía la despreocupación por los otros o la falta de igualdad en el trato o en la riqueza. Proponía el crecimiento personal en la exigencia del mandato del Señor. Pero sus palabras y sus actitudes manifestaban amabilidad, respeto, cariño por todos los que se convertían a Jesucristo. Quería que rezaran y que pusieran sus dones al servicio de la sociedad en la que vivían para mostrar la felicidad de seguir al Señor Jesús.

Con mi afecto y bendición.

+Salvador Giménez
Obispo de Lleida

 

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